Tras presentarle nuestra primera propuesta a Frial, estimaron oportuno rehacer una segunda versión a partir de los mismos conceptos que la primera, pero usando una paleta más viva de colores y esta vez integrando una mayor amplitud de sus líneas de producto.
Por lo tanto, con esos condicionantes, la propuesta inicial derivó en un etiquetaje de similar estructura y funcionamiento pero alejado del uso de papeles craft y texturas acartonadas. Se derivó por una línea mucho más luminosa otorgando a cada linea de productos un color maestro que las separase y catalogase visualmente y la inserción, dentro de algunos de los módulos que la estructura de la etiqueta dejaba, de tintas metalizadas que brillarían bajo los focos del supermercado, destacando desde la lejanía con respecto a los demás productos.
Aunando así los requisitos específicos que el cliente imponía con nuestra propuesta para la construcción formal de las etiquetas.
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